Rescate y relocalización de fauna
Rescate y relocalización de fauna
El rescate y relocalización de fauna es una importante estrategia para la conservación de las especies silvestres y puede ser una poderosa herramienta para la mantención de la biodiversidad (Griffith et al., 1989; Fischer y Lindenmayer, 2000).
Planes de rescate y relocalización de fauna
Los planes de rescate y relocalización de fauna son una buena alternativa para el manejo de fauna en situaciones de pérdida irrecuperable del hábitat, y debieran ser utilizados para las especies de vertebrados de movilidad baja, como anfibios, reptiles y micromamíferos. En estos casos, los individuos capturados pueden ser marcados y monitoreados, además de ser trasladados a un ambiente predefinido.
El ambiente de la liberación para la fauna debe ser lo más cercano posible al sitio de captura, fuera del área de influencia del proyecto e idealmente dentro de la misma cuenca, para evitar modificaciones en la diversidad genética de las poblaciones residentes. El ambiente puede ser mejorado, por ejemplo, con la creación de pircas, para facilitar la recolonización por reptiles y micromamíferos (SAG, 2004).
El movimiento de animales desde un lugar geográfico a otro es cada vez más usado como parte de las estrategias destinadas a resolver los conflictos que se producen entre los animales y el desarrollo humano (Fischer y Lindenmayer, 2000), relacionados con el establecimiento de iniciativas de desarrollo como construcción de edificaciones, carreteras y actividad minera (Edgar et al., 2005).
En este contexto surgen los rescates de animales como una medida de mitigación ambiental (Shine & Koening 2001). Los rescates de fauna están enfocados en el destino individual de los animales y tienen por objetivo salvar individuos que de otra manera morirían (Sutherland 2000; Shine & Koening 2001; Edgar et al. 2005). Sin embargo, las translocaciones de fauna pueden impactar el área de liberación y las poblaciones residentes (Craven et al. 1998), afectando las abundancias y distribuciones locales, modificando las proporciones de sexos y edades de las poblaciones receptoras, por lo que las medidas deben ser permanentemente controladas y monitoreadas para evaluar su efectividad (Cunningham 1996; Madsen et al., 1999).
